Es natural que, en el entorno laboral, desarrollemos afinidades con algunos compañeros más que con otros. Somos seres humanos, y es parte de nuestra naturaleza empatizar y formar lazos afectivos con quienes compartimos tantas horas y experiencias. Sin embargo, en el ámbito de la gestión hotelera, donde las decisiones impactan no solo en el equipo sino en la percepción y operación del establecimiento, es crucial que sepamos separar nuestras emociones personales de las decisiones empresariales que deben tomarse.
Cuando uno de esos compañeros con los que hemos desarrollado afinidad deja la empresa, ya sea por decisión propia o por un despido, es fácil caer en el juicio de valor. A veces, las críticas al proceso de salida son inevitables y, en ocasiones, pueden incluso estar dirigidas hacia la figura del gestor, sin considerar el contexto o los motivos detrás de la decisión. En estos momentos, es vital recordar que nuestro objetivo como gestores es cumplir con los objetivos marcados para el hotel, que no son arbitrarios ni personales, sino que están alineados con los intereses de la propiedad y del negocio en su conjunto.
Accede a los Contenidos Premium con la Prueba Gratuita que ofrece la Suscripción Mensual, y Benefíciate del 50% de Descuento en todos los Cursos y Tutoriales.
Este enfoque en la misión y los objetivos del hotel nos ayuda a mantener la perspectiva adecuada. Las decisiones de personal, aunque difíciles, deben estar orientadas a preservar la salud operativa del establecimiento, el bienestar general del equipo y la calidad del servicio que ofrecemos a nuestros huéspedes. No se trata de insensibilidad, sino de una alineación estratégica con la visión a largo plazo del negocio.
La Importancia de la Perspectiva
- Separación Emocional y Profesionalismo: Es fundamental que, como gestores, podamos diferenciar entre nuestras relaciones personales y las necesidades del negocio. Esto no significa ser fríos o distantes, sino reconocer que nuestras decisiones deben basarse en la eficiencia operativa y en los intereses estratégicos del hotel.
- Evaluación Objetiva de Desempeño: Las decisiones sobre el personal deben basarse en criterios objetivos como el rendimiento, la contribución al equipo y el alineamiento con los objetivos del hotel. Esto asegura que el proceso sea justo y enfocado en lo que es mejor para el negocio en su conjunto.
- Comunicación Clara y Transparente: Cuando se toma una decisión difícil, como un despido, es crucial que la comunicación sea clara y transparente, tanto con la persona afectada como con el resto del equipo. Explicar los motivos y cómo estos se alinean con los objetivos del hotel puede ayudar a mitigar las reacciones emocionales y fomentar un ambiente de comprensión.
- Mantener el Enfoque en los Objetivos del Hotel: Es fácil desviarse por las emociones en momentos difíciles, pero siempre debemos recordar que nuestra prioridad es cumplir con los objetivos definidos por la propiedad del hotel. Este enfoque garantiza que las decisiones tomadas, aunque difíciles, sean las correctas para el futuro del establecimiento.
- Impacto a Largo Plazo en la Cultura del Equipo: Las decisiones de personal no solo afectan a la persona que deja la empresa, sino que también envían un mensaje al resto del equipo. Es por ello que deben tomarse con cuidado y consideración, asegurando que refuercen los valores y la cultura que queremos cultivar en nuestro hotel.
En este contexto, me gusta recordar una reflexión que considero clave: “El verdadero liderazgo no se mide por la popularidad, sino por la capacidad de tomar decisiones difíciles con el bien común en mente”.
En conclusión, si bien es inevitable empatizar con nuestro equipo y desarrollar relaciones personales, es vital que como gestores sepamos poner en primer lugar los objetivos estratégicos del hotel. Solo así podemos asegurar que cada decisión, por difícil que sea, esté alineada con el éxito y la sostenibilidad a largo plazo del establecimiento.