Quienes trabajan en Recursos Humanos, al tratar la posibilidad de una promoción interna para cubrir una vacante, son conscientes de aquello que todos sabemos de “es mejor malo conocido que bueno por conocer”.
Tal vez exagero, pues ya puestos a elegir, un buen profesional de los RRHH agotará todas las posibilidades por conseguir al bueno que le queda por conocer, lo que hace más complicada su labor.
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La verdad es que no siempre lo conocido es mejor, y a veces una empresa puede caer en uno de los Síndromes que a continuación detallo, y generan si cabe, más problemas que dejar una posición por cubrir.
El Sindrome de Peter
Según el Principio de Peter, los empleados tienden a elevarse a su nivel de incompetencia. En otras palabras, un excelente técnico no necesariamente sería un buen director técnico. Darles a los empleados nuevos roles y aumentar sus responsabilidades, en particular los gerenciales, inevitablemente conduce a algunos problemas de gestión. Alguien que se sienta incompetente tenderá involuntariamente a reclutar a alguien aún más incompetente por temor a ser reemplazado. Share on X
Esta tendencia tan desastrosa podría resultar en una pirámide invertida de habilidades. Para combatir eficazmente este síndrome, las empresas deben evaluar con precisión el potencial de sus empleados, además de proporcionarles capacitación.
El Sindrome del Estereotipo
Esto es visible cuando se otorga responsabilidad adicional a un hombre, y no a una mujer, o cuando un empleado es ascendido a gerente por la escuela a la que asistió, en lugar de por sus logros profesionales.
Los estereotipos discriminatorios pueden influir en nosotros más de lo que nos damos cuenta y podrían conducir a modelos organizativos basados en la clonación.
El Sindrome de la Mosca
¿Conoce a alguien que se involucre en un proyecto de una manera desordenada y se cuelga las medallas una vez que finaliza el proyecto? Ese alguien es la mosca.
Hay ciertas personas que aparentan estar siempre muy ocupadas y participan en todos los asuntos. En todas partes se creen esenciales, y, en todas partes son en realidad una molestia. Algunas personas tienen la habilidad de hacer que sus superiores se den cuenta de ellas, aunque sus logros y habilidades no estén a la altura.
El Síndrome del Pulpo
Los propietarios de algunas empresas a menudo cometen el error de pensar que todos deberían poder hacer todo lo que se les pida.
Si un comercial debe centrarse en la venta, esta persona no debe trabajar en marketing y comunicaciones. Cuando un empleado asume una multitud de roles, esto puede causar confusión en términos de capacidades y desarrollo profesional.
El Sindrome de Julio Cesar
El Senado Romano se tuvo que tragar un sapo después de que Julio César, que estaba lleno de ambición, conquistó la Galia y tomó el poder en Roma.
Experiencia y know-how no son sinónimos de lealtad. Promover a alguien a una posición clave requiere atención especial. Un lobo no debe entrar nunca en un rebaño de ovejas. Share on X
Sus empleados talentosos traen el éxito a la compañía, pero también deben demostrar ciertos valores.
Para evitar que estos síndromes se propaguen innecesariamente, preste tanta atención a la promoción interna como lo hace con el reclutamiento externo y evite promocionar a quienes sin duda, pueden tener uno de estos Síndromes.