Menuda palabra esta del talento. Todos sabemos lo que es pero nadie es capaz de definirlo. La wikipedia dice que es “el potencial que puede tener una persona en el desarrollo de un conjunto de habilidades/competencias”. Pues eso, un potencial, la capacidad de mejora, que si la tienen nuestros trabajadores incide directamente en nuestro hotel.
Las estancamiento son malas épocas para el talento, porque tienden a minimizarlo en aras de una especie de dios pagano: la rentabilidad a corto plazo. Cuando los beneficios caen la tijera va directamente a los costes y estos suelen ser sobre todos los RRHH. Pero claro, nos preocupamos tanto de podar que no nos damos cuenta que hemos cortado las rosas, que nos estamos cargando el talento.
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Nos fijamos sólo en los costes de modo que la reestructuración acometida mina la capacidad y el valor de la empresa, aunque eso sí, mejora los resultados a corto plazo. Lo fundamental, antes de cualquier tipo de actuación en este sentido es reconocer el talento que hay en nuestra organización y no matarlo.
Hacemos criba cuantitativa, más que cualitativa. Cortamos por lo sano y nos llevamos por delante a todos, ya aporten valor a la empresa o no. Cuando pasa la estancamiento, que al final pasa, nos encontramos en tan mala situación que el talento que no hemos sabido retener ahora se cotiza caro en el mercado, y o lo recuperamos o nos será imposible remontar el vuelo.
El talento existe en nuestra empresa, en nuestro hotel, sólo debemos localizarlo. Y para eso nada mejor que un buen programa de formación y la libertad suficiente para que el talento se manifieste. Dejemos que nuestros trabajadores se equivoquen, que sean capaces de reconocer sus errores y aprender de los mismos. El talento aflorará si concedemos la libertad suficiente.