Cuando hablamos de experiencia del cliente (CX), es común escuchar malentendidos y simplificaciones que limitan su verdadero alcance. A menudo, la gente asocia el CX únicamente con el servicio al cliente o lo reduce a interacciones superficiales, perdiendo de vista su dimensión completa y estratégica. La experiencia del cliente es, en realidad, el conjunto de percepciones y emociones que surgen a lo largo de toda la relación del cliente con un hotel o una marca, desde el primer contacto hasta mucho después de su estadía. Pero ¿qué hay detrás de los conceptos erróneos más frecuentes sobre el CX, y cómo podemos abordarlos correctamente en la hospitalidad?
Un error recurrente es pensar que “la experiencia del cliente es solo el servicio al cliente”. Nada más lejos de la realidad. Aunque el servicio es un pilar fundamental, el CX abarca todo el viaje del cliente, desde la reserva hasta el check-out, incluyendo cada pequeño contacto que tiene con nuestra marca. Desde la usabilidad de nuestro sitio web hasta la comodidad de las instalaciones, todo impacta la experiencia. En resumen, el CX es mucho más que responder preguntas o resolver problemas en recepción. Es diseñar experiencias coherentes, personalizadas y memorables que resuenen con cada huésped. Como suelo decir: “El CX es una orquesta, y cada interacción es una nota. Si una sola nota falla, la melodía completa pierde armonía.”
Otro mito común es que “el CX es responsabilidad exclusiva del equipo de Experiencia del Cliente”. En realidad, cada departamento, desde marketing hasta mantenimiento, juega un papel crucial en la creación de una experiencia inolvidable. Un fallo en la limpieza, una mala comunicación interna o un proceso de facturación ineficiente pueden arruinar el mejor servicio personalizado. Por eso, es vital que todos los empleados comprendan su influencia en la experiencia global del cliente, incluso aquellos que nunca ven al huésped cara a cara. ¿Cómo abordar esto? Desarrollando un blueprint de servicio que mapee cada punto de contacto y facilite la comprensión de cómo cada área del hotel contribuye al CX.
Desmontando los Mitos más Comunes sobre el CX en Hotelería
- “La experiencia del cliente es solo sobre las interacciones cara a cara”
En la hotelería, a menudo pensamos que el CX se limita a la interacción directa con el cliente: la sonrisa en recepción, el servicio de habitaciones o el concierge. Sin embargo, hay mucho más detrás de escena. La tecnología que usamos, la rapidez con que respondemos a solicitudes online, incluso los procesos administrativos impactan el CX. Un ejemplo claro es la importancia de tener un sistema de reservas intuitivo. Según un estudio de Statista (2023), el 47% de los viajeros online abandonan una reserva si el proceso es demasiado complicado o lento. No olvidemos, entonces, que el CX se construye en cada rincón del hotel, visible o no para el huésped. - “Una buena experiencia de usuario (UX) en la web equivale a una buena experiencia del cliente”
La UX es solo un componente del CX. Un sitio web fluido y atractivo puede atraer reservas, pero si la experiencia en el hotel no cumple con las expectativas, el CX general fracasa. Lo ideal es que ambos trabajen en sinergia. Un ejemplo ilustrativo es la correlación entre la facilidad de uso en la reserva online y la satisfacción en la llegada: según TravelClick (2022), los hoteles con sistemas de reserva sencillos y rápidos tienen un 23% más de probabilidad de recibir críticas positivas en plataformas de reseñas. - “Tener un buen producto garantiza una excelente experiencia del cliente”
Ofrecer instalaciones de lujo o servicios premium no garantiza un CX sobresaliente. Los huéspedes esperan más que solo lujo: esperan accesibilidad, personalización, agilidad en la resolución de problemas y, sobre todo, una conexión emocional con la marca. Un estudio de Forrester Research encontró que el 81% de los clientes que tienen una conexión emocional positiva con una marca son más propensos a repetir su visita. Así que, mientras el producto es crucial, el CX va mucho más allá. - “El CX solo se mide con encuestas y datos”
Las métricas como el Net Promoter Score (NPS) o el Customer Satisfaction Score (CSAT) son herramientas útiles, pero no lo son todo. Recopilar datos es solo el primer paso. Lo que realmente cuenta es cómo usamos esa información para ajustar y mejorar continuamente la experiencia. Las métricas nos ofrecen una ventana al estado de la satisfacción del cliente, pero no debemos perder de vista la importancia de la retroalimentación cualitativa, los comentarios no solicitados y las percepciones emocionales de los huéspedes. No olvidemos: medir es importante, pero actuar sobre esos datos lo es aún más. - “La experiencia del cliente puede ser resuelta con tecnología”
Vivimos en una era en la que la tecnología es esencial para ofrecer una experiencia ágil y personalizada, pero no es la solución definitiva. Sin un equipo bien capacitado, sin procesos claros y sin una cultura centrada en el huésped, ninguna plataforma tecnológica salvará la experiencia. Un ejemplo claro: muchos hoteles han implementado check-ins automáticos, pero un estudio de Hospitality Net (2022) mostró que el 64% de los huéspedes aún prefieren un contacto humano si surgen problemas, lo que demuestra que la tecnología debe complementar, no reemplazar, el toque humano. - “El CX es solo relevante en empresas B2C”
Aunque este mito prevalece en varios sectores, en la hotelería B2B también tiene un impacto significativo. Los clientes corporativos buscan experiencias memorables para sus empleados o clientes, y el nivel de satisfacción con la experiencia del cliente puede ser un factor decisivo al seleccionar un hotel para eventos o convenciones. No subestimemos el poder de las recomendaciones en el sector B2B, donde una mala experiencia puede tener consecuencias más amplias que en el B2C. - “El CX es demasiado costoso de implementar”
Otro gran mito. Mejorar la experiencia del cliente no siempre requiere grandes inversiones. A menudo, los cambios que más impactan se centran en mejorar la comunicación, optimizar procesos o capacitar mejor a los equipos. La empatía y la agilidad en resolver problemas, por ejemplo, son herramientas poderosas que no requieren de grandes recursos. De hecho, según un informe de Deloitte (2021), las empresas que priorizan la experiencia del cliente tienen una tasa de retención un 60% mayor y un crecimiento de ingresos más sostenido, lo que demuestra que invertir en CX tiene un ROI significativo a largo plazo.
La experiencia del cliente es un ecosistema dinámico, multidimensional y, sobre todo, en constante evolución. En la hotelería, debemos dejar atrás los mitos y simplificaciones y centrarnos en diseñar experiencias coherentes y memorables para nuestros huéspedes, no solo durante su estancia, sino en cada interacción que tengan con nuestra marca. La clave está en entender que el CX es responsabilidad de todos, desde el equipo de limpieza hasta el gerente general, y que siempre hay margen para mejorar.
Recuerda, “cada interacción cuenta” y no se trata solo de hacer felices a los clientes, sino de crear una conexión duradera que los haga volver.