Esclavitud es la situación en la cual un individuo está bajo el dominio de otro, perdiendo la capacidad de disponer libremente de sí mismo.
Por lo general pensamos en ella como un sometimiento a la voluntad y al dominio de un tercero. Sin embargo no es a esta esclavitud a la que me quería referir en el artículo de hoy, sino a la esclavitud sobre uno mismo, sus propias decisiones, sus verdades y mentiras.
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El ser humano es esclavo de sus propias decisiones, a veces erróneas, y de sus acciones.
Ya dijo Lucio Anneo Séneca algo así como:
La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
Errar forma parte de la naturaleza humana, y errar repetidamente en situaciones similares es ya más tirando a herrar, lo cual pertenece ya a la naturaleza equina.
- Errar en la elección de socios que esclavizan de cara al futuro, que implican costosas cargas económicas por cada una de las necesarias modificaciones futuras, es pasar a ser esclavo de uno mismo.
- Depender en exceso de terceros para la inmensa mayoría de la venta que estamos recibiendo, es ser esclavo de uno mismo.
- Pretender tapar el cielo con una mano, excusándose en el recurso fácil de que “mis clientes son diferentes”, es ser esclavo de uno mismo.
Por otro lado tampoco hay que olvidar que pretender aparentar una realidad fictícia en redes sociales, es ser esclavo de uno mismo. De hecho, cuando uno esta tan arraigado a si mismo corre el riesgo de convertirse en su propio Dios y con sus propias reglas con el riesgo de convertirse en su propio esclavo.