Esta semana estuve compartiendo un rato con un amigo, que a la postre es director general de uno de los grandes hoteles de la Costa del Sol. Mientras charlabamos sobre los misterios de la vida, frente a una copa de vino, sin venir a cuento le hice un comentario…
“Pronto van a empezar a rodar cabezas…”
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Mi amigo, en un principio sostuvo la mirada por que mi comentario no tenĆa nada que ver con los avatares de la vida, sobre los que estĆ”bamos hablando, pero el, curtido en mil batallas tambiĆ©n, enseguida captĆ³Ā el sentido de mi afirmaciĆ³n, y me respondiĆ³ …
“Si, ha sido una mala temporada para muchos hoteles, y enseguida se empezarĆ” a buscar culpables.”
Acto seguido empezamos a hablar del tema, y las razones del porquĆ© los resultados no han sido los esperados (lo cual merece un post aparte), pero lo que me determinĆ³ a escribir este artĆculo,Ā fue cuando aƱadiĆ³ que bueno, depende…
Depende????
Si, me dijo el. Muchos Directivos se esforzarĆ”n en maquillar los resultados, en buscar explicaciones razonables del porque las ventas no han sido las esperadas. Los mĆ”s hĆ”biles, cuando les pregunten, seguro encontrarĆ”n explicaciones que los Consejos de AdministraciĆ³n y los Propietarios se van a comer con patatas. Estos son los Creativos.
Otros Directores se esconderƔn debajo de su escritorio, esperando a que nadie les pregunte quƩ ha pasado. Estos son los Supervivientes, que aƱo a aƱo, siempre encontraron explicaciones razonables que justifiquen los resultados.
Otros, los Afortunados, ni siquiera serĆ”n cuestionados, porque bien la propiedad, o el consejo de administraciĆ³n ni siquiera tiene tiempo, ni ganas de cuestionar los resultados. Lo que hay, ya les va bien, y el director de turno encantado.
Estan tambien los Fernando Alonso, que siempre tienen alguien a quien culpar de los resultados, pero nunca asumirƔn como suya ni la responsabilidad, ni se molestaran en encontrar otro tipo de explicaciones que no sean seƱalando a alguien.
Los Penitentes, que ya hace tiempo lo veĆan venir, y que fruto de una mala previsiĆ³n, o de decisiones mal tomadas en el pasado, anticipaban la situaciĆ³n desde hace un tiempo. A ellos, por lo general se les conmutarĆ” la pena cuando termine la temporada.
No nos olvidemos de los Chismosos, que justifican los resultados con los del vecino, que si son malos tambiĆ©n, encontraron la justificaciĆ³n divina a los propios resultados, echando la culpa a la coyuntura econĆ³mica, la situaciĆ³n polĆtica y al calentamiento global.
PodrĆamos ir mucho mĆ”s allĆ”, y describir a muchos profesionales en base a su forma de actuar, pero tampoco tiene demasiado sentido hacerlo. En un ir y venir al final, lo que realmente importa es el hecho de que “rueden cabezas”, y el porque los resultados tienen que marcar el futuro profesional de muchos buenos profesionales.
Donde realmente apunto, no es en si al Directivo, del que no pongo en duda sus mejores intenciones por llevar a cabo su trabajo, sino como el hecho de que unos resultados econĆ³micos puedan marcar su trayectoria cuando en muchos casos, dichos resultados son mĆ”s bien originados por factores externos, y de los cuales el Director poca capacidad de influencia tiene.
Hay que seƱalar que en tales casos el origen del problema viene derivado de la falta PropĆ³sitos Empresariales en el sector hotelero, es decir, la falta de “porquĆ©s” en el planteamiento empresarial. Ante tal carencia, el Ćŗnico “porque” que tiene sentido es el de Ganar Dinero, sin importar que papel juega nuestro hotel en la cadena de valor, en la sociedad, para los empleados, y el entorno donde de ubica.
Cuando la Ćŗnica razĆ³n de ser del negocio es la econĆ³mica, la cuenta de resultados es el Ćŗnico factor que puede o no declinar la balanza de que “rueden cabezas”. De ahĆ mi insistencia en la necesidad de hacer planteamientos directos y sencillos al equipo humano, no ya sĆ³lo por parte del Director del Hotel, sino tambiĆ©n por parte de la propiedad.
No quiero decir que los resultados econĆ³micos no sean importantes, que lo son y mucho, sino que son un factor mĆ”s de la ecuaciĆ³n cuyo resultado finalmente determinarĆ” el Ć©xito o fracaso de una gestiĆ³n.
Es cuando tiene sentido recordar la famosa frase de Abraham Maslow:
“Si tu Ćŗnica herramienta es un martillo, tiendes a tratar cada problema como si fuera un clavo”
Es nuestra labor cumplir y hacer cumplir los propĆ³sitos del negocio que se nos hayaĀ planteado, y nos sorprenderemos de ver que a la postre, los resultados econĆ³micos vienen emparejados tambiĆ©n.
Tal vez entonces, dejarƔn de haber Creativos, Supervivientes, Afortunados, Chismosos, Fernandos Alonso y Penitentes, porque no habrƔ motivos para que rueden cabezas.
Suerte !