Llevaba bastante tiempo con la actividad de este blog bastante parada, lo cual no quiere decir que estuviera ausente ni que no haya intentado mantenerme al día de las cosas que acontecían en el sector en forma de novedades, que tan a menudo solemos llevar al terreno de la innovación.
Ayer, un buen amigo me hizo llegar un enlace a algo que bien podría llamarse un concepto innovador en lo que a alojamiento se refiere. Efectivamente un barco anclado en el puerto de Barcelona, que en Booking.com se anuncia como un alojamiento con una ubicación privilegiada. Esto me hizo pensar en un artículo en el que acertadamente hace referencia al hecho de que la innovación no es precisamente saltarse la ley.
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Creo que el afán por innovar nos está llevando a un extremo difícil de controlar. Innovar no es salirse por la tangente y ofrecer cualquier cosa mientras ella sea o pueda ser apetecible por un cliente, a pesar de que alguien pueda estar dispuesto a pagar dinero por un producto o un servicio.
¿No se nos está yendo la cabeza con la obsesión por innovar y diferenciarnos?
Orientarse al cliente ofertando cualquier cosa, a veces rozando peligrosamente la legalidad, es un tema delicado, pero no reconocer la labor de un sector que año tras año con profesionalidad, trabajo y buen hacer ha sido el motor económico de nuestro país, es una falta de respeto a los profesionales que lo hacen posible.
Entiendo como en Booking.com ven con preocupación como muchos establecimientos han ido reduciendo su dependencia a dicho portal para pasar a potenciar la venta directa a través de su portal, pero cosas como esta ya exceden la línea de la ética profesional y el respeto a nuestro sector.