En las organizaciones émpresariales, y en los hoteles por supuesto, el error está vetado. No hay lugar para el fallo y mucho menos si ese fallo se deriva de una acción realizada fuera de los límites que que la ortodoxia señala.
Lo malo es que el error no sólo es bueno, sino que es necesario. Por supuesto no estamos hablando de un error de mueva los cimientos de toda la organización, sino del error que comete el trabajador en su actividad diaria. Y decimos que es bueno y necesario porque el error es una de las bases del aprendizaje, de la mejora. La evolución de una organización hacia la excelencia, objetivo que todo hatel ha de buscar, necesita de ese aprendizaje y de ese error.
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Pero por supuesto un error genera sólo efectos negativos si no somos capaces de analizarlo y sacar las enseñanzas apropiadaas. Conviene recordar los 3 ejes de la gestión de los RRHH: formación, libertad y responsabilidad. La formación sirve para minimizar errores, la libertad es el entorno en el que actua el trabajador y en el que se pueden producir esos errores y la responsabilidad es la actuación a través de la que el trabajador analiza sus errores y saca conclusiones adecuadas.
Recordemos por tanto que el error permite la mejora y el aprendizaje. Pero es que también permitir el error impide la paralización de la organización. Un trabajador con miedo al error es un trabajador paralizado, con miedo a actuar y a tomar la iniciativa. Un trabajador con miedo al error es un trabajador con miedo a las responsabilidades y amputado en su capacidad de acción.
Considere el error como un elemento más de gestión y de a sus empleados los instrumentos y facilidades para cometerlos y se capaces de analizarlos. Recuerde que su organización no es perfecta, el error se va a producir. Cree los mecanismos para sacarle el máximo provecho y no se limite al reproche.