Para un hotel no hay mejor valor diferencial, mejor posicionamiento estratégico que el resultado de cuidar el potencial y el talento dentro de la organización así como desarrollar el liderazgo dentro de las personas que lo componen. Las personas son las que sostienen y desarrollan toda la estructura de la organización, y más si ésta es una empresa de servicios, y los hoteles lo son.
El coaching supone un instrumento fundamental para desarrollar esa estrategia y posicionar adecuadamente la empresa. El coaching es un proceso por el que se tratan de desarrollar las capacidades de una persona o grupo de personas para mejorar su rendimiento, su capacidad de liderazgo y la cultura empresarial a lo largo de la organización. Es un factor enfocado a las personas, no a los procesos y no es exactamente una estrategia de formación.
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El coaching no pretende analizar el rendimiento actual, sino que busca desarrollar el potencial futuro, por lo que su visión es a medio plazo.
Ha de existir o generarse una relación de confianza entre el coach y la persona objetivo de la acción, confianza que lleva implícita la creencia en el potencial de dicha persona.
Es fundamental entender que el coach no pretende enseñar, sino guiar. Es el propio entrenado el que aprende, siguiendo un a modo de la anamnesis socrática, en la que Sócrates decía que él no enseñaba nada, sino que se limitaba a hacer al alumno recordar todo lo que él ya sabía.
La utilización del coaching supone una apuesta por el valor del trabajador en la empresa. Permite desarrollar el potencial de la organización y mejorar la capacidad de los directivos, así como su relación con los colaboradores. Supone una acción que fomenta el liderazgo positivo, aquel que se consigue por el convencimiento del trabajador y no por imposición.
El desarrollo personal del trabajador mejora su motivación al constatar la preocupación que la empresa tiene no sólo en su trabajo, sino también en su persona. Esa motivación no dineraria aumenta la implicación y el compromiso del trabajador con la empresa al crear en éste un estado anímico que va más allá de la simple relación comercial.
Lo que pretende el coaching es dar al talento el alto valor que tiene y reafirmar que el mismo se encuentra en las personas, por las que han de ser éstas las que disfruten de un desarrollo tanto profesional como personal que irá finalmente en beneficio de la propia organización.
Ni que decir tiene que en los hoteles, como ya se ha dicho antes, esto es fundamental. La importancia que tienen los trabajadores, que son los que soportan los momentos de la verdad en los que se relacionan directamente con el cliente teniendo en sus manos la imagen de toda la organización con su servicio y actitud. Una mejora de sus aptitudes tanto profesionales como personales suponen una mejora de sus relaciones con los clientes y por tanto de la imagen de la empresa.