Valiente no es el que no siente miedo, sino el que conquista sus temores. Nelson Mandela (1918-2013) Share on X
No tengo ninguna duda de que un elemento clave y necesario para cualquier persona con puestos de responsabilidad es tener un alto grado de valentia gerencial.
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Alguien una vez me definió la valentía en el trabajo como estar preparado para tomar decisiones difíciles y asumir la responsabilidad por ellas, pero creo que esta es una definición demasiado simple, ya que creo que es mucho más amplia que esto.
Valentía a enfrentar la realidad
Un gerente tiene que asegurarse de que él y su equipo puedan enfrentar las realidades de la situación comercial, ya que una visión falsa puede crear complacencia cuando se necesitan medidas correctivas serias.
Es habitual ver cómo demasiados directivos intentan encontrar suficientes buenas noticias sobre cómo las cosas les permitirán poner un tic en la casilla y seguir adelante.
Una vez en un hotel, pedí a un comercial que intentara convencerme de la veracidad de su pronóstico de ventas de 3 millones para el próximo trimestre. El problema era que un análisis más profundo mostró que ninguna de las oportunidades que tenía en cartera estaba lo suficientemente madura para poder cerrarse en los próximos 90 días. El pronóstico de 3 millones se basó en la esperanza y poco más.
Tener coraje significa mirar la realidad tal como es, compartirla y enfrentarla. La realidad nunca debe ser negada.
Valentía para confiar en los demás
No puedes hacerlo todo por ti mismo, no importa lo loco que uno sea por el control. Se necesita valor para confiar en que otras personas hagan lo que sea necesario para impulsar su éxito y el suyo propio, pero la delegación es una clave para el éxito, no solo al compartir la carga, sino también al permitir que las personas sean confiables y sean desafiadas para que puedan aprender, crecer y desarrollarse. No confiar en las personas que te rodean es un signo inequívoco de cobardía y desconfianza en uno mismo Share on X
Valentía para eliminar a aquellos que fracasan
Siempre he creído que si se contrata a personas por sus fortalezas, no tiene derecho a despedirlos por sus debilidades sin primero trabajar duro para ayudarles a superarlas. Share on XSin embargo, es posible que llegue el momento en que se uno se da cuenta de que no importa cuánto se esfuercen los dos, esta persona en particular nunca alcanzará el nivel de competencia necesario en este rol, y que es hora de emprender caminos separados.
Se necesita valor para hacerlo de manera rápida y decisiva, especialmente si uno mismo es la persona a cargo de esa contratación. pero debe hacerse sin dudarlo por el bien de la persona involucrada para que pueda pasar a un papel más adecuado a sus capacidades en otro hotel, así como para el equipo y el propio hotel.
Valentía para cuestionar el status quo
Uno lleva ya años en este negocio, y si algo se aprende pronto es que en la mayoría de los hoteles, quienes hacen carrera son aquellos que protegen el status quo de las personas que les promocionan. Mucho más que aquellos que están preparados para cuestionar aquellas cosas que se consideran intocables. Un buen profesional, debe ser lo suficientemente valiente como para cuestionar el derecho a la supervivencia de las vacas sagradas, e incluso convertirlas en hamburguesas si han sobrevivido a sus fechas de caducidad. Share on X
Valentía para probar los límites
Siempre le he dicho a las personas de mi equipo que confío en ellos para hacer el trabajo que les he pedido que hagan y que deben ser lo suficientemente valientes como para probar sus límites, lo que significa que al tratar conmigo era mejor buscar el perdón que buscar la aprobación.
El problema es cuando se tiene miedo de probar los límites y acudir al jefe, y que puede decir que no, y el acto de valentía puede verse como insubordinación, lo cual es inaceptable en cualquiera de los casos.
Valentía para hacer cumplir los valores
No es suficiente hablar de los valores, ni siquiera si los ha tallado en piedra. También tiene que vivir de acuerdo con ellos y asegurarse de que también lo haga cada miembro del equipo, especialmente los de mejor desempeño.
Se necesita valor para que un gerente le diga a un buen empleado que, si bien aprecia que logre sus objetivo, su comportamiento es inaceptable.
Valentía para tomar decisiones
Siempre se puede justificar el retraso en tomar una decisión debido a una gran carga de trabajo, pero cuanto más tiempo se demore en tomar una decisión, más se deteriora la situación. Share on XHay que tener el coraje para tomar una decisión y luego comprometerse con ella.
Cuando uno es un profesional, la dirección que decida tomar, desde algunas alternativas bien pensadas, será menos importante que su compromiso con su ejecución.
Siempre hay más fallos por la demora, o falta de ejecución y compromiso, que de la propia decisión real tomada.
Valentía para decir la verdad
Se necesita ser valiente para pararse frente a un jefe y decirle algo que sabe que no le va a gustar, especialmente si es el propietario del hotel, o si es una persona agresiva, o brillante y bien formado, pero es importante hacerlo.
En caso de duda, hay que recordar el cuento de la ropa nueva del Emperador, que en realidad salía desnudo por la calle, pensando que lucía unas galas impresionantes. Alguien valiente debe decirle al emperador que va desnudo.
Es verdad que puede haber algunos casos en los que sea mejor permanecer en silencio, pero cuando se le pide opinión, en última instancia, es más importante ser honesto en lugar de ser uno de los que siempre dicen SI.
Valentía para asumir riesgos calculados
La vida está llena de riesgos, y los directivos reciben un sueldo para asumir riesgos calculados como parte natural de sus responsabilidades.
Es necesario asumir riesgos con el reclutamiento, las estrategias comerciales y su ejecución y en la gestión del cambio. Hacer lo mismo una y otra vez es una receta para el desastre.
Valentía para ser uno mismo
Hay que ser valiente y tener coraje para ser uno mismo en lugar de jugar un papel que cree que será mejor aceptado dentro de la estructura.
La integridad significa que lo que piensas es lo mismo que lo que dices, y es lo mismo que lo que haces. He visto directivos que son muy cariñosos y simpáticos con sus familiares y amigos y luego actúan como tiranos en el trabajo.